miércoles, 26 de noviembre de 2014

Almas que sufren

Kent Kiehl, actualmente profesor de Psicología en la Universidad de Nuevo Méjico, es un hombre que ha dedicado su carrera a mirar dentro del cerebro de los psicópatas. En su libro The Psychopath Whisperer nos cuenta su trayectoria profesional y el resultado de sus investigaciones después de años pasados en las cárceles de alta seguridad entrevistándolos y escaneando sus cerebros. Voy a resumir en esta entrada algunas de las cosas que podemos aprender sobre los psicópatas, según la experiencia de Kiehl.

“Almas que sufren” es la traducción literal de psicópata, una palabra que acuñó el psiquiatra alemán J.L.A. Koch (1841-1908), psychopastiche, en 1888. Quizás la primera descripción de rasgos psicopáticos se encuentra en la Biblia, en el libro del Deuteronomio (700 a.C.), pero es un discípulo de Aristóteles, Teofrasto, unos 300 años después, el primer erudito en escribir sobre los psicópatas. Al psicópata típico lo llamaba el “hombre sin escrúpulos”. Existen psicópatas en sociedades preindustriales lo que sugiere que no son fruto de las sociedades avanzadas y que su existencia es tan antigua como la de la especie humana. Los Yoruba de Nigeria los llaman araba-kan que quiere decir: “una persona que va a los suyo sin ninguna consideración por los demás, que no es cooperadora, llena de malicia y obstinación”. La prevalencia es de 1 psicópata cada 150 personas y la mayoría son hombres, 9 de cada 10. Por lo tanto, hay unos 29 millones de psicópatas en el mundo.

Entre los rasgos clínicos, si tuviéramos que escoger sólo una característica que los defina, lo más significativo sería probablemente su incapacidad para hacer vínculos, el desapego emocional. Los psicópatas son solitarios, no mantienen relaciones con sus familias, no tienen amigos, no saben nada de sus hijos - muchas veces ni cuántos tienen ni como se llaman- y no saben lo que es el amor. Cuando Kiehl preguntó a uno de ellos si había estado enamorado le contó cómo una vez  había estado con tres prostitutas durante una semana… Son muy promiscuos y suelen equiparar amor con sexo. Habitualmente no aguantan en ningún trabajo y llevan una existencia nómada viajando de un lugar para otro. Jonathan Haidt dice que en el hombre hay dos naturalezas, lo que el llama el modo chimpancé (egoísta, individualista…) y el modo abeja (grupal cooperador). Es como si en el psicópata no existiera el modo abeja, todo el sistema de conexiones que nos unen a los demás. No tienen empatía y no tienen tampoco las inhibiciones que son necesarias para vivir en sociedad.

Otra característica llamativa de los psicópatas es que no se preocupan prácticamente por nada, no saben lo que es rumiar, darle vueltas a las cosas y no saben lo que es la ansiedad. No se deprimen nunca. Por ejemplo, entrar en la cárcel para la mayoría de la gente es una experiencia traumática y suele deprimirlos. A los psicópatas esto no les afecta. Kiehl dice que no ha visto nunca un psicópata con Trastorno Obsesivo Compulsivo y que no cree que haya existido nunca. Para él, el psicópata y el obsesivo son dos polos de la misma dimensión, dos extremos totalmente opuestos. Si le preguntas a un psicópata si se ha preocupado alguna vez de dejar la estufa de casa encendida te mirará como un marciano sin entender de qué le hablas. De estas dos primeras descripciones que acabo de hacer sobre la personalidad de los psicópatas se deduce lo mucho que podemos aprender de ellos. Aprendiendo sobre el cerebro de los psicópatas podemos aprender sobre todos los mecanismos que nos hace sociales, y también sobre la relación que puede haber entre ese cerebro social y enfermedades como la Depresión y el Trastorno Obsesivo.
Históricamente se ha destacado su ausencia de moralidad y los autores clásicos se referían a ellos como enfermos morales (moral insanity).

Una cosa que ha chocado siempre a los psiquiatras es que los psicópatas, siendo inteligentes, no puedan usar esa inteligencia para controlar sus conductas. La lógica dice que los psicópatas deberían aprender de lo mal que les va en la vida (divorcios, cárcel, bancarrota, conflictos con todo el mundo…) y no repetir sus malas decisiones. Pero la realidad es que los psicópatas rara vez cambian su patrón de conducta.

Fig.1
Kiehl comenzó sus investigaciones con su tesis doctoral realizando electroencefalogramas (E.E.G) a los psicópatas en una cárcel de máxima seguridad en Canadá y entrevistándoles durante varias horas para puntuarles en la escala Psychopathy Checklist-Revised, diseñada por Robert Hare, el padre del estudio moderno de los psicópatas. Kiehl descubrió una alteración en el potencial P3 que podéis ver en la Fig. 1 , el mismo patrón que se observa cuando hay lesiones en el lóbulo temporal (Fig.2). Posteriormente, Kiehl pasó a emplear la Resonancia Magnética Funcional (RMf) y publicó el primer estudio de RMf en psicópatas donde apreciaba una menor actividad en la amigdala y en la corteza cingulada anterior y posterior.

Science no se atrevió a publicar este estudio porque eran pocos pacientes y porque la repercusión social de decir que los psicóaptas tenían un cerebro diferente sería enorme, así que lo tuvo que publicar en Bilogical Psychiatry, pero esto no hizo más que aumentar la obsesión de Kiehl por escanear cada vez más psicópatas. A partir de ahí, Kiehl nos cuenta su exitosa carrera que le ha llevado a la Universidad de Nuevo Méjico porque allí le ofrecieron una máquina de RMf portátil, instalada en un trailer. Trasladar a los reclusos desde las cárceles a los hospitales para realizar la RMf era una maniobra que suponía una infraestructura logística muy complicada por las medidas de seguridad y el papeleo necesario. Por eso, el sueño de Kiehl siempre fue disponer de una RMf portátil para acercarse él a las cárceles y realizar las exploraciones. Cuando en Nuevo Méjico le ofrecieron esa oportunidad no dudó en cogerla.

Armado con esta tecnología Kiehl ha desarrollado el que llama Modelo de Disfunción Paralímbica de la Psicopatía. Casos como el de Phineas Gage y el de otros sujetos con lesiones cerebrales habían permitido conocer que lesiones en la región paralímbica (amígdala, hipocampo, corteza cingulada anterior y posterior, ínsula, polo temporal y corteza órbito-frontal) daban lugar a una psicopatía adquirida o pseudopsicopatía. Las lesiones en el córtex orbitofrontal no son tan raras porque golpes en la región anterior del cráneo, en la frente (frecuentes en boxeo, rugby, etc.) pueden lesionarla al encontrarse justo detrás. Gage, por ejemplo, no tenía todos los rasgos de la psicopatía pero sí algunos.
Fig.2

Siguiendo estas pistas, Kiehl se centró en esta región paralímbica y ha conseguido confirmar su hipótesis: los psicópatas sufren una reducción de materia gris en el córtex orbitofrontal, amígdala, hipocampo, ínsula, polo temporal y en la corteza cinglada anterior y posterior. Pero estos datos recogidos en una muestra muy amplia indican correlación, no causalidad. Por ello, Kiehl ha estudiado también a adolescentes psicópatas (teenagers) y ha encontrado la misma atrofia, lo cual sugiere que la anomalía es previa y que la atrofia es la causa de la conducta y no la conducta la causa de la atrofia. Actualmente, Kiehl está estudiando el cerebro de las mujeres psicópatas.

Lo que se echa en falta en el libro es una discusión en profundidad de las implicaciones legales y sociales que estos descubrimientos tienen. Kiehl los apunta y da a entender que considera que los psicópatas son enfermos y no son responsables de su conducta, como considera el sistema legal, pero no entra en profundidad en el asunto. En cuanto al tratamiento quiere transmitir un punto de optimismo y nos habla de un proyecto, el Mendota Juvenile Treatment Center, que ha conseguido muy buenos resultados, y sostenidos en del tiempo, cuando se trabaja con psicópatas jóvenes. Según las evaluaciones que se han realizado, el programa reduce en un 50% el riesgo de que los psicópatas cometan nuevos delitos. 

@pitiklinov

Referencias:








jueves, 20 de noviembre de 2014

Evolución de la Psicología Consciente

En esta entrada voy a intentar resumir la propuesta que hace David Geary sobre la evolución de la mente en su libro The Origin of Mind. Evolution of brain, cognition and general intelligence, con un énfasis especial en la evolución de la psicología consciente, las estrategias de solución de problemas, la racionalidad y la capacidad de tomar decisiones. En el fondo, coincide con el planteamiento de otros muchos autores pero puede haber matices que os resulten interesantes.

La idea básica de Geary es que las conductas, cogniciones, sistemas cerebrales y otras características de los humanos (y de otras especies) pueden comprenderse en términos de una motivación de control. Lo que buscamos controlar son los recursos que tienden a estar relacionados con la supervivencia y la reproducción a lo largo de la evolución de la especie. La motivación de controlar no es explícita o consciente, sino que refleja la función de rasgos evolucionados. Los recursos que afectan nuestra supervivencia y reproducción se pueden dividir en tres categorías: físicos, biológicos y sociales. Los recursos físicos se refieren a comida, agua, refugio, etc.; los biológicos a depredadores y otras especies con las que competimos, y los recursos sociales a parejas, amigos, alianzas, enemigos, etc. Cuando los humanos consiguen la dominancia ecológica, es decir que controlan el mundo físico y biológico, el principal problema pasa a ser el mundo social: los demás. A partir de ese momento entramos en competición con los individuos de nuestra propia especie por el control de los recursos, incluyendo aquí como un recurso social la conducta de la otra gente, un objetivo clave es controlar la conducta de los demás para que nos favorezca a nosotros, organizar esa conducta de manera que sea consistente con nuestros intereses.

Los sesgos cognitivos, afectivos, psicológicos y conductuales que facilitan el control de los recursos constituyen lo que se suele llamar psicología folk, biología folk y física folk. Lo que queremos decir con esto es que todos venimos al mundo con una serie de intuiciones (unos módulos en terminología de los psicólogos evolucionistas) sobre cómo funciona el mundo físico (aquí hablábamos de estas intuiciones en los niños), el mundo biológico y el social. Los niños no tratan igual a los objetos que a los seres vivos e intuitivamente esperan comportamientos diferentes de unos y otros. Todo esto son algoritmos o heurísticos que funcionan de manera inconsciente porque la especie se ha tenido que enfrentar de forma repetida a la misma información  y la evolución da lugar a soluciones que responden y manejan esta información de forma automática.

Pero cuando la información es muy variable (y la causa principal de este tipo de información es el mundo social) no nos sirven ya los mecanismo inconscientes programados por la evolución y una información tan variable se convierte en una presión evolutiva para la elaboración de sistemas cerebrales y cognitivos que puedan anticipar, representar mentalmente, y diseñar estrategias conductuales que hagan frente a los problemas y a las dinámicas del mundo social. Las cambiantes situaciones sociales no son predecibles enteramente por las experiencias previas del individuo o la historia evolucionista de la especie.

David Geary
Entonces surge un modelo mental autonoético que nos permite generar una simulación del “mundo perfecto” centrada en uno mismo. ¿Qué es el “mundo perfecto”? El mundo perfecto es aquel en el que la gente se comporta de manera congruente con nuestros intereses y en el que los recursos físicos y biológicos están controlados. Los sistemas que evolucionaron para permitir simular ese mundo perfecto son la inteligencia general, la memoria de trabajo y el control atencional. Dos características fundamentales de este modelo autonoético son el autoconocimiento y la capacidad mental de viajar en el tiempo y en el espacio. 

El origen del autoconocimiento sería el siguiente: ciertos rasgos nuestros tanto físicos como de personalidad tienen influencia en las dinámicas sociales y ecológicas y podrían ser el foco de la estrategias sociales de otra gente. Por lo tanto, el autoconocimiento de esos rasgos o características nos permitiría manipular esas claves (es decir,

engañar) y utilizarlas para controlar esas dinámicas sociales a nuestro favor. Es decir, el autoconocimiento es una contraestrategia para luchar contra la teoría de la mente de los demás, que es lo que ellos usan para adivinar mis pensamientos deseos e intenciones. Mi autoconocimiento y la teoría de la mente de los demás estarían inmersos en una “carrera de armamentos” evolucionista. La otra característica del modelo autonoético centrado en uno mismo es la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo y en el espacio. Si unimos esto al autoconocimento el viaje mental permite al individuo recrear un episodio previo de su vida o proyectarse a sí mismo en el futuro. 

La solución de problemas describe procesos que consisten en simular estrategias para disminuir la diferencia entre el “mundo perfecto” del que hemos hablado antes (aquel en que controlo los recursos físicos y biológicos y la conducta de los demás) y mi situación actual. Simulo el mundo perfecto y lo comparo con la situación actual y deduzco los pasos que tengo que dar para disminuir la diferencia entre ambos mundos. El razonamiento es la capacidad para sacar conclusiones acerca del resultado que tendrían ciertas estrategias o contraestrategias. es decir, yo imagino un curso de acción y razono a ver si esa estrategia me acerca al mundo perfecto o me aleja. Para ello tengo que imaginar también cuáles serán las contraestragias que aplicarán los demás y anticipar varias jugadas en este tablero de ajedrez que es el mundo social. Mis decisiones, por tanto lo que buscan es acercar el mundo real al mundo ideal, colocarme en el mundo perfecto. 

La última parte del libro está dedicado a la inteligencia general , la memoria de trabajo, el control atencional para mantener esa simulación en mi mente y a las áreas cerebrales implicadas en todos esos procesos. Pero la idea clave de Geary es que la información repetitiva, que no varía permite diseñar adaptaciones (módulos) que responden y manejan muy bien esa información, pero que es la información muy variable la que obligó a la aparición de la psicología consciente (ver figura 1). Y que el motor, la causa de esa información variable es el mundo social. La autoconciencia del yo emerge en relación a sistemas que procesan información social y ecológica para controlar el mundo social. 

Aunque estos modelos mentales autonoéticos y planificar para el futuro y el viaje mental nos vienen muy bien para enfrentarnos a la dinámica siempre cambiante de las relaciones sociales seguro que no se os escapa que tienen también su lado negativo. La desventaja es aumentar el riesgo de sufrir ansiedad y depresión. Si un individuo proyecta un futuro sin esperanza en el que siente que no tiene control o en el que cree que le falta la capacidad de ser eficaz y tener influencia para conseguir cosas en el futuro, la consecuencia puede ser una depresión. La capacidad de proyectarse en el futuro tiene también la pega de comprender la propia mortalidad (ver la evolución de la negación de la realidad) y la de los seres queridos lo que puede resultar en mayor ansiedad y otras complicaciones. Otro resultado pueden ser la rumiaciones obsesivas acerca de potenciales situaciones futuras. Algunos síntomas de la esquizofrenia, como los delirios, pueden derivar de esta capacidad de generar simulaciones mentales autonoéticas por un fallo en los mecanismos que separan el conocimiento de lo que está siendo simulado del conocimiento del mundo real (confundiendo así la simulación con el mundo real).

Resumiendo, llegado cierto grado de complejidad, resultó adaptativamente ventajoso ser conscientemente conocedor de la información generada tanto interna como externamente y de cambiar y reorganizar mentalmente estas representaciones. Sujetos que no tienen un sentido del yo, o que no pueden viajar mentalmente, por lesiones cerebrales por ejemplo, tienen muchos problemas para manejar situaciones que se salen de la rutina. Estas situaciones son típicamente de naturaleza social. El córtex prefrontal y los correspondientes sistemas de memoria de trabajo y ejecutivos permiten a los individuos  formar representaciones conscientes de una variedad de situaciones sociales y ecológicas y explícitamente cambiar la forma de estas representaciones. Cuando a estas representaciones se les inyecta un sentido del yo  y la capacidad de viajar en el tiempo y espacio el resultado es una capacidad mental que si no es exclusivamente humana está especialmente desarrollada en nuestra especie.

@pitiklinov

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domingo, 16 de noviembre de 2014

Poner la otra mejilla

En esta entrada voy a comentar una curiosidad bastante banal pero que a los amantes del arte igual les puede interesar. Podríamos pensar que si hacemos la imagen en el espejo de una obra de arte ésta sería igual de satisfactoria que la imagen original. Sabemos, sin embargo, que esta no era la opinión de Van Gogh. Cuando empezó a pintar los comedores de patatas realizó una litografía con la imagen especular del borrador pero escribió a su hermano: “ si hago un cuadro del  borrador haré una nueva litografía para que las figuras, que ahora están en mala posición vuelvan a la posición buena”. ¿Por qué la imagen especular está mal? Parece que la asimetría derecha-izquierda no es neutral para los artistas y Nicholas Humphrey decidió investigar este asunto.

Humphrey decidió estudiar los retratos. Los pintores rara vez pintan al sujeto de frente sino que le giran un poco hacia derecha o izquierda lo que acentúa la tridimensionalidad. La hipótesis nula sería que al artista le daría igual girar la cabeza a la izquierda o a la derecha y que en el 50% de los retratos el modelo miraría a la derecha y en el otro 50% a la izquierda. Humphrey estudió 1.474 retratos de la National Portrait Gallery , de Londres, del Fitzwilliam Museum, de Cambridge y de varios libros de colecciones de arte. En esta muestra el resultado fue que 891 enseñaban la mejilla izquierda y 583 la derecha (una relación 60-40). La explicación más lógica que viene a la cabeza es que esto se debe a alguna razón mecánica por el hecho de ser diestro, es decir, que sea más fácil para un diestro pintar los retratos hacia la izquierda de su lienzo de la misma manera que es más fácil para un diestro tirar un penalti hacia el lado izquierdo (el derecho del portero). Pero Humphrey descartó esta explicación por lo que viene a continuación.
Autorretrato a los 34 años.Rembrandt

Humphrey dividió los retratos por sexo y entonces resultó que  el 68% de las mujeres enseñaban la mejilla izquierda, pero sólo el 56% de los hombres, un resultado significativo. Humphrey propone para esta diferencia una explicación basada en el simbolismo derecha-izquierda. El núcleo de la idea es que el pintor usa “derecha” e “izquierda” (quizás sin ser consciente de ello) como signos para dar información acerca del carácter o estatus de la persona retratada. Estos sistemas se sabe que operan en formas primitivas de arte como en los dibujos mágicos de los buryat en Mongolia donde el estatus espiritual de las figuras se marca por medio de arriba-abajo y derecha-izquierda.

Para estudiar este punto, Humphrey analizó todos los retratos y autorretratos de Rembrandt y los dividió por sexo y por relación familiar con Rembrandt, tomando como familiares a padre, madre, hermano, hermana, esposa, amante e hijo. Los resultados los tenéis en la figura 1. Aparte de la diferencia sexual, los no-familiares enseñan mucho más la mejilla izquierda. ¿Cómo interpreta Humphrey estos resultados? Humphrey sugiere que Rembrandt organiza su mundo según la dimensión: “socialmente como yo/ socialmente distinto a mí” y sus retratos según la dimensión: “mostrar mejilla derecha/ mostrar mejilla izquierda” siendo en la mente de Rembrandt paralelas o equivalentes estas dos dimensiones. De manera que cuando Rembrandt pintaba un retrato estaba dando una indicación de la distancia entre él y el sujeto. Los varones y familiares eran más como él y las mujeres y extraños más diferentes. Y esto parece ser cierto incluso de su mujer a la que pinta en el 60% de los 15 retratos como extraña, mostrando la mejilla izquierda. 
Retrato de Margaretha van Bilderbeecq

Pero es que el análisis de otros retratos de diferentes artistas nos ofrece un patrón muy parecido al de los retratos de Rembrandt, como podéis ver en la figura 2, lo que le sugiere a Humphrey que el análisis que hace para Rembrandt tiene validez universal. Hombre/mujer y familiar/no familiar son solo dos dimensiones que pueden estar relacionadas con yo/ no-yo, pero podría ser que cada artista tenga su noción de la gente que es más parecida o alejada de él. Hay datos de que Van Gogh tendía a poner a los campesinos enseñando la mejilla derecha y los burgueses la izquierda. Lo que sabemos de Van Gogh hace plausible pensar que él se consideraba más cercano a los campesinos que a los burgueses. Tal vez por esto no estaba contento con la imagen especular de los comedores de patatas. Tal vez sentía que retratarles así, al revés, les distanciaba de sí mismo y les imponía unos valores burgueses.
Figura 1





No sé si te convence la hipótesis de Humphrey pero sospecho que la próxima vez que vayas a una galería de arte o a un museo te vas a fijar más en qué mejilla enseñan los sujetos que aparecen en los retratos.

@pitiklinov

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domingo, 9 de noviembre de 2014

Política y Sesgo de Negatividad

John Hibbing
Cada vez veo más artículos y comentarios acerca del problema del partidismo político y de los fundamentos psicológicos y biológicos de la ideología. Sin duda, esto tiene que ver con la polarización que ha sufrido la política en los Estados Unidos, pero el problema ocurre también en otros lugares. La cosa ha llegado hasta el punto de que el partidismo es un -ismo más importante, según algunos, que otros como el racismo o el sexismo. Se dice (sin duda es una caricatura) que un estadounidense prefiere que sus hijos se casen con alguien del mismo sexo o de otra raza antes que con alguien del partido político rival.  El caso es que están apareciendo autores que trabajan para comprender las raíces de la ideología política y que intentan tender puentes, entre ambos campos, aparentemente irreconciliables. No en vano estamos hablando de un problema que rompe hasta relaciones entre amigos y familiares y que históricamente ha llevado a derramamientos de sangre. Uno de los autores que más destacan en este terreno es Jonathan Haidt, de cuyas ideas ya hemos hablado aquí.

En este caso quiero comentar un excelente artículo que plantea en esencia lo siguiente: que los individuos que muestran una respuesta fisiológica aumentada y una atención también aumentada a los estímulos negativos muestran asimismo una proclividad hacia posturas políticas que pueden ser clasificadas de “conservadoras”, en el sentido de que intentan promover el orden, la estabilidad, la seguridad y la tradición. Sus autores son John R. Hibbing, Kevin B Smith y John R Alford, es muy reciente, y su importancia es tal que en el número de la revista en que aparece, Behavioral and Brain Sciences, es comentado por 26 equipos de autores cerrando después con una réplica de los autores a los comentarios. Si os interesa una revisión magistral de la literatura que documenta las diferencias fisiológicas, psicológica y conductuales entre liberales y conservadores (voy a usar esa terminología o izquierdas y derechas indistintamente). Entre la bibliografía que citan los autores y la que citan los comentaristas, creo que tenéis una foto completa de lo que existe en este área de estudio (estos tres autores han escrito también un libro cuya referencia tenéis más abajo).

Del sesgo de negatividad ya hemos hablado en esta entrada y también hemos tratado la idea de que creer que nuestras ideas políticas son producto exclusivamente de decisiones racionales y conscientes es muy corriente, pero es erróneo (hablábamos de la influencia de la genética, la biología y la personalidad). El artículo que ahora comento es uno más en esa dirección y espero que nos ayude a todos a no presumir de nuestras ideas políticas, sean las que sean, porque no es nuestro el mérito de portarlas. Espero también colaborar a que no sigamos dividiendo el mundo entre la gente guay que piensa como yo y los estúpidos o malos que piensan lo contrario (ver las tres suposiciones sobre el error). Creo que haría mucho bien a la sociedad en su conjunto asumir que no hay una ideología intrínsecamente más sana que otra.
Kevin Smith

Filósofos y pensadores como John Stuart Mill o Ralph Waldo Emerson han hablado de que la existencia de dos partidos (uno de orden y estabilidad y otro de progreso) surge o parece estar arraigada en la naturaleza humana y que es universal en tiempo y lugar. A pesar de ello, siempre se ha considerado que la orientación política era producto de la socialización, aprendida de padres y amigos. Sin embargo, los datos, que citan Hibbing y cols., no apoyan esa suposición. Hace ya más de 25 años que Martin empezó a hablar de una heredabilidad de la ideología política, del 0.2 al 0.4 de actitudes en un rango amplio de asuntos políticos (aborto, pena capital, desarme…). Hibbing y cols. no entran en el tema genético pero sí recopilan una serie de estudios que apoyan que factores inconscientes influencian las decisiones de tipo religioso moral y político. Considerable evidencia sugiere también que liberales y conservadores son diferentes en una serie de  variables psicológicas y fisiológicas. Por ejemplo, en dimensiones de personalidad, según los Big Five, los conservadores puntúan más alto en responsabilidad y los liberales en apertura a la experiencia. También los conservadores tienen mayor respuesta de asco. 

Los autores del artículo lo que hacen es integrar todas esas diferencias alrededor del sesgo de negatividad. Los conservadores son más sensibles a caras que muestran ira y se centran más rápidamente en estímulos negativos, miran más rato a lo negativo y se distraen con más facilidad por lo negativo. En algunos estudios, los republicanos tienden a mostrar mayor activación de la amígdala y los demócratas de la ínsula. Los liberales tienen más sustancia gris en la corteza cingulada anterior y los conservadores en la amígdala derecha. Por otro lado, los estímulos negativos incrementan la actividad electrodérmica en la piel más en los conservadores que en los liberales.

Recopilando todos estos estudios, Hibbing y cols. se centran en el sesgo de negatividad que es el principio de que los sucesos negativos destacan más, son más potentes y dominantes en combinación - y generalmente más eficaces- que los positivos. Los estímulos negativos se suelen referir a amenazas (microbios, depredadores, amenazas emocionales…). Los conservadores tendrían una elevada respuesta constitucional a los estímulos negativos. Sencillamente, como dicen Schaller y Neuberg, alguna gente va por la vida siendo más consciente de las amenazas. Ningún estudio publicado apunta en la otra dirección: que los liberales son más sensibles a los estímulos negativos que los conservadores. Esta tendencia se traduciría luego en apoyar más gasto en defensa, barreras a la emigración, penas duras para los criminales, estilos de vida tradicional (oposición al matrimonio gay), enfatizar la responsabilidad personal, apoyarse en fuentes de autoridad (Biblia, interpretaciones no cambiantes de la Constitución), apoyar al endogrupo frente al exogrupo, etc., es decir, el conjunto de respuestas o actitudes propias de una postura conservadora.
John Alford

Es importante señalar que ser más sensible a los estímulos negativos no quiere decir ser más miedoso, pesimista, inhibido o vivir siempre con miedo. La investigación no apoya que los conservadores sean así. Los conservadores atienden a los estímulos negativos y son perfectamente capaces de enfrentarse a ellos, o sea que no son necesariamente temerosos o inhibidos. Otra dato a tener cuenta es que los conservadores son más felices que los liberales y esto se ha comprobado en muchos trabajos (este dato no casa bien con la hipótesis de Hibbing y cols., dicho sea de paso). 

Una cuestión muy importante a debatir es la flecha de la casualidad, es decir, si las diferencias fisiológicas y psicológicas son causa o consecuencia de las ideas políticas. Los autores creen que la flecha va de la fisiología y psicología a las ideas pero reconocen que esto no está demostrado y que es un área de investigación futura. Ellos se apoyan en algunos estudios en niños que muestran relación entre sus conductas y juegos a los 4 años con la orientación política de adulto pero el problema no está resuelto.

Aunque sólo sea de paso quiero mencionar un aspecto interesante por su actualidad en relación a la epidemia de Ebola y la aparición de casos en Occidente. Hay estudios que sugieren una relación entre la cantidad de parásitos en un hábitat y las ideas y creencias a nivel religioso o en cuanto a conductas sexuales. También hemos visto un aumento de posturas racistas , discriminatorias de personas de origen africano, en cuanto el Ebola ha aparecido en Europa (fijaos en la reivindicación de este futbolista de la liga griega: “somos africanos, no un virus”). Estos comportamientos los explica muy bien la hipótesis del Sistema Inmune Conductual , de Schaller y Duncan, de la que ya hemos hablado también en este blog. Las personas de otra etnia pueden transmitirnos enfermedades y la carga de parásitos puede estar en la raíz de actitudes xenófobas.

Otro matiz a tener en cuenta es que la ideología política, según algunos autores, no se puede reducir a una sola dimensión (derecha- izquierda). Está muy aceptado que por lo menos hay dos dimensiones un conservadurismo social (aborto, matrimonio gay…) y  otro económico ( mercado libre, impuestos…), es decir, una persona pude tener ideas “de derechas” en temas económicos y más “de izquierdas” en temas sociales. No está muy clara la relación entre ambas dimensiones, unos autores dicen que es poca y otros que es muy clara. Por ejemplo, la hipersensibilidad al asco se relaciona más con conservadurismo social, pero no económico. Pero Hibbin y cols. señalan que ambas dimensiones están muy mezcladas. Pensemos en el caso del gasto social (un tema económico) está fuertemente influido por las ideas sobre temas sociales, de inmigración, etc. Así que no es tan fácil separar estas dos dimensiones. Aún con todo, si la hipótesis del sesgo de negatividad como causa de las ideas conservadoras explicara aunque sólo sea una parte de la varianza en el conservadurismo social ya sería un logro teórico importantísimo.

¿Y cuál es la causa del Sesgo de Negatividad? Pues aquí tenemos que recurrir a la Psicología Evolucionista, aunque esta disciplina todavía no nos ha podido dar una respuesta definitiva de por que existen las variaciones individuales. Es bastante fácil de conceder que en el Pleistoceno, lleno de depredadores y peligros y sin tratamientos médicos contra los patógenos, tener un sesgo negativo aumentado era adaptativo. Lo que no está tan claro es la variabilidad entre individuos. Una explicación es la del Equilibrio evolutivamente estable (Maynard Smith). Podemos poner un ejemplo animal para entender la idea. Imaginemos que en una especie de pájaros unos son más atrevidos y aventureros y se alejan de su territorio mucho más mientras que otros son más tímidos o introvertidos y se alejan menos. Ninguna de las dos “personalidades” es mejor que la otra ya que todo depende del ambiente. Es decir, si en el ambiente hay mucha comida prosperarán los tímidos porque no necesitan alejarse mucho del nido para comer y así evitan el riesgo de encontrarse con depredadores, que es mayor si te alejas. Por contra, en tiempos en los que haya poca comida en el ambiente prosperarán los atrevidos porque encontrarán comida al alejarse más, aunque algunos mueran por el ataque de depredadores, mientras que los que se queden en casa se morirán de hambre. Como el ambiente es muy variable por eso se mantendrían “dimensiones” de personalidad o psicológicas en la población: extrovertido-introvertido, mayor búsqueda de riesgo o no, etc.

Otra posibilidad sería recurrir a la selección de grupo, un tema controvertido. Es decir, los grupos se beneficiarían de tener en su seno “halcones” y “palomas”, individuos más conservadores e individuos más abiertos al cambio porque hay momentos en la vida para conservar y momentos para cambiar, por ejemplo, en las relaciones con otros grupos. Siempre va a haber peligros y amenazas en el ambiente, por lo que siempre va a haber una mentalidad conservadora. Pero siempre va a haber oportunidades en el ambiente, y por eso se necesita gente más progresista y abierta. 

La capacidad de la política para evocar controversias es sorprendente. Jost y Amodio se plantean la pregunta del millón: “¿Por qué los individuos y grupos pueden ser incluidos de manera tan fuerte por una configuración abstracta de ideas hasta el punto de estar dispuestos a sacrificar su propia vida?”. Los que seguís este blog sabéis que ese tema es uno de los hilos conductores del mismo y hablábamos hace poco de ello con respecto a la religión en el caso del suicidio religioso. Junto con la religión (otra configuración abstracta de ideas), la política es la otra ideología capaz de producir conflicto en las reuniones familiares y en el campo de batalla. La gente no se mata porque el otro sea extrovertido o introvertido, probablemente porque los introvertidos no tienen que preocuparse de cambiar su conducta como resultado de la existencia de los extrovertidos. Pero la política es inevitablemente intrusiva. La mera presencia de liberales (conservadores) crea la posibilidad real de que los conservadores (liberales) no sean capaces de estructurar la sociedad  de la manera que ellos desean. Por esto la política es tan emocional y explosiva.

También estudiar o hablar de temas políticos dispara enseguida todas las alarmas y paranoias. Si alguien publica un artículo sobre política y dice algo que no gusta a un bando enseguida se interpreta que no hay neutralidad y que los autores tienen su propia agenda que quieren sacar adelante. Por eso me ha gustado enormemente este artículo y sus comentarios. Porque señalan diferencias entre liberales y conservadores pero sin declarar en ningún momento una ideología como superior a la otra. El tono y la actitud de autores y comentaristas es riguroso, respetuoso y científico. Ante una misma situación, unas personas se centran en las amenazas y otras en las oportunidades. Necesitamos entender y estudiar este fenómeno. Mientras tanto podíamos preguntarnos por qué queremos tanto a nuestras ideas, cuando no son “nuestras”, no se nos han ocurrido a nosotros (en el mismo sentido que la teoría de la relatividad se le ocurrió a Einstein), por qué creemos que somos nuestras ideas y que nuestra identidad nos la dan ellas.

@pitiklinov

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domingo, 2 de noviembre de 2014

La Felicidad y la paradoja de la Discapacidad

Voy a comentar en esta entrada un artículo que acaba de publicarse en el BMJ que consiste en una encuesta acerca de la felicidad o bienestar de los pacientes con Síndrome de Enclaustramiento porque los resultados son contraintuitivos o sorprendentes para muchos de nosotros y creo que merece la pena difundirlos. El Síndrome de Enclaustramiento consiste en una cuadriplejia con afonía de manera que la única forma de comunicarse que tiene el paciente es parpadeando o por movimientos verticales de los ojos. Hay varios subtipos de este síndrome: el “clásico” es el que acabo de describir, existe un síndrome “incompleto” en el que se conservan más movimientos corporales que los de los ojos y existe un síndrome “total” con inmovilidad completa, es decir, que no pueden mover ni los ojos. La causa más habitual son accidentes cerebrovasculares en una región específica del tronco del encéfalo.

Los resultados son los siguientes: de 65 pacientes 47 se consideran felices y 18 infelices. Las variables que se asocian a infelicidad son la ansiedad, la insatisfacción por la falta de movilidad, la falta de actividades recreativas y no poder hablar. 58% declaran que no quieren ser resucitados en caso de parada cardiaca y sólo el 7% expresó un deseo por la eutanasia.

Primero hay que matizar un poco algunas cosas que los propios autores reconocen como puntos débiles de su estudio. Por ejemplo, ellos mandan una invitación a contestar la encuesta a 168 miembros de la Asociación Francesa de pacientes con S. Enclaustramiento y sólo responden 91 pero 26 son excluidos por falta de datos. Es decir, que una mayoría no responde y es muy probable que los que no respondieron no sean tan felices. También hay que tener en cuenta que habrá pacientes que no estén integrados en esta asociación y que los que se integran probablemente están mejor y son más participativos. También hay que tener en cuenta que la encuesta la contestarían por medio de un familiar y podemos tener dudas de que por no herir a la persona que les cuida dijeran toda la verdad. Estas y otras consideraciones nos tienen que hacer pensar que tal vez el porcentaje de pacientes felices o que consideran que tienen una buena calidad de vida no será en realidad tan alto.

Pero, a pesar de estos matices, la realidad es que aún sufriendo graves enfermedades y discapacidades gran número de estos pacientes informan de una buena calidad de vida y un nivel de satisfacción y felicidad elevado. A esto se le conoce como la “Paradoja de la Discapacidad” y estudios con pacientes graves de cáncer, de esclerosis múltiple, de Parkinson, etc., coinciden en la realidad de este fenómeno. Sobre el caso del S. de Enclaustramiento hay un estudio anterior con menos pacientes que confirma estos mismos resultados. Aquí tenéis otro artículo que estudia otro tipo de enfermedades e intenta descubrir sesgos que indiquen que este fenómeno no es real o que los pacientes no están informando correctamente, pero concluyen que la paradoja de la discapacidad es cierta.

Personalmente, me cuesta entender estos resultados, creo que no son lógicos o racionales. Es conocido que la felicidad tiene un componente que es genético y que todos tendemos a un nivel de felicidad típico para cada persona. Estudios en sujetos a los que les ha tocado la lotería encuentran que al principio ocurre un aumento del nivel de felicidad pero al de un tiempo la persona vuelve a su nivel de felicidad previo y no es más feliz con más dinero que antes. También se ha comprobado esto mismo con parapléjicos. Los primeros meses tras el accidente su felicidad desciende pero al de un tiempo vuelve a subir para ser equiparable a la de una persona normal. Esto lo puedo entender, pero que una persona que no puede moverse, que no puede hablar, que no tiene ninguna autonomía y es totalmente dependiente, diga que tiene una buena calidad de vida  es algo que me sorprende. Sólo puedo entenderlo desde el optimismo biológico, el instinto de supervivencia que todo ser vivo lleva dentro, del sesgo optimista del que hablamos en este post.

Evidentemente, estos datos tienen muchas implicaciones. Una de las que señalan en el segundo artículo de las referencias es que cuando estamos sanos sobreestimamos el impacto que las enfermedades van a tener en nuestra vida. Una parte de la explicación es por lo que Kahneman llama la ilusión de focalización, que se puede resumir así: ninguna cosa en la vida es tan importante como pensamos cuando pensamos en ella. Imaginemos que nos realizan una colostomía por un cáncer de colon. Automáticamente pensaremos en las bolsas, la incomodidad para salir de casa, etc., pero no pensaremos en la cantidad de cosas en la vida que no se verán afectadas por una colostomía: ver TV, disfrutar de una conversación, saborear una comida…Es decir que nos focalizamos en las diferencias entre las circunstancias que imaginamos y las que disfrutamos ahora. Pero cuando llega la realidad nuestra reacción no es la que pensábamos que íbamos a tener.

Creo que podemos sacar muchas enseñanzas de todo esto pero una muy clara es que las personas sanas y sobre todo los profesionales de la salud no deberían asumir que la vida de estas personas tan limitadas no merece la pena ser vivida y que evaluar a estos pacientes desde la salud es alejarnos de su vivencia subjetiva. En el caso que estamos tratando de los pacientes con S. de enclaustramiento aliviar su ansiedad o procurarles actividades recreativas puede tener un gran efecto en su bienestar.

@pitiklinov

Referencias: