viernes, 31 de marzo de 2017

Las mujeres en los Kibutz. Trabajo, política, educación y ejército.

En la entrada anterior hemos visto brevemente los presupuestos ideológicos en los que se basaban los kibutz y un poco su funcionamiento. Vamos a ver ahora cómo les fue a las mujeres en distintas esferas de la vida cotidiana.

Mujeres y trabajo

En esta esfera, como en todas, hay que diferenciar las distintas etapas para apreciar la transición que se fue produciendo. En los tiempos de los fundadores hay que señalar que había muchos hombres y pocas mujeres. Algunos de los primeros asentamientos consistían en una docena de hombres jóvenes y una o dos mujeres. Hubo una escasez crónica de mujeres hasta la formación del estado de Israel. Estos primeros habitantes de los kibutz vivían en edificios árabes abandonados y luego en tiendas y barracones. El estándar de vida era muy bajo, comida escasa y poca ropa. Y no había niños, punto muy importante. El trabajo en el sector servicios era escaso, cocinar y algo de lavandería. El patrón de trabajo entonces era muy similar, las chicas hacían el trabajo de servicios ayudadas por los chicos ( que traían madera o limpiaban platos) pero participaban en la agricultura y la construcción con los hombres haciendo casi los mismos trabajos excepto cosas como extraer piedras de canteras, cavar y talar. La verdad es que no se contempló que los hombres trabajaran permanentemente en la cocina y las mujeres fuera en la carretera.

Hay que decir que dentro de la ideología sionista trabajar en la cocina, la lavandería o atender a los enfermos no se consideraba al principio por las propias mujeres “construir país”, aunque luego se fue aceptando que cuidar a los que construían el país también era construir país. Las chicas querían trabajar en la agricultura. Pero las cosas fueron cambiando al ir llegando más gente y, sobre todo, al aparecer los niños. Con la comida o la ropa se podía tener manga ancha y dejar el trabajo para otro día o sin mucha perfección pero con los niños no ocurría lo mismo, había que atenderlos y atenderlos bien. Así que el sector servicios y la atención y educación de los niños creció y las mujeres se fueron encargando del sector servicios y abandonando el sector productivo. En 1948 sólo un 15% de las mujeres trabajaban en ramas de producción. 

En el tiempo en que escriben Tiger y Shepher, la agricultura, industria, construcción y trabajos auxiliares como carpintería, fontanería, electricidad, etc. son mayoritariamente masculinos y el sector servicios, consumo y educación predominantemente femenino. En la segunda generación el trabajo estaba más polarizado por sexos que en la primera. Es decir, la gente joven criada en los kibutz estaba más polarizada que los mayores. Además, la polarización era mayor incluso de lo que los números que Tiger y Shepherd dan en el libro en una gran cantidad de tablas indican. Por ejemplo, las mujeres que trabajaban en agricultura no hacían lo mismo que los hombres sino que estaban concentradas en horticultura, invernaderos y cría de pollos; las que trabajaban en industria lo hacían principalmente en sector textil, cerámica, artes…; en trabajo de gestión la mayoría de las mujeres hacia trabajo de oficina.

De los hombres que empezaban en “trabajos de hombres” el 85% acababan en ellos. De las mujeres que empezaban en “trabajos de mujeres” 75% seguían en ellos. Pero de las mujeres que empezaban en trabajos de hombres más de la mitad acababan en trabajos de mujeres. ¿Reflejaba esto el deseo de las mujeres? Más adelante hablaremos de esto, en la siguiente y en la última entrada discutiremos con detenimiento las explicaciones de todos estos movimientos que voy a reflejar en esta entrada. Hay que recordar que en el kibutz a nadie se le pagaba por su trabajo así que no se puede aplicar el argumento de que un mayor sueldo lleva a un mayor prestigio. También hay que recordar que el compromiso ideológico con la igualdad era alto, un objetivo de los kibutz era avanzar en la igualdad creativa social y económica entre los sexos. Sin embargo, parece que fuerzas ocultas intervenían entre las intenciones de la ideología del kibutz y la realidad de su estructura social.

Mujeres y Política

Desde el principio, no hubo ningún problema ni teórico ni práctico en incluir a las mujeres en la actividad política, formaban parte de los grupos, estaban siempre presentes y participaban en las decisiones. Al principio las mujeres eran políticamente activas. Algunas dirigían ramas de agricultura y las ramas de cocina y vida comunal tenían una posición política importante. Cuando llegaron los niños las mueres dominaron el comité educativo. Pero ya en los años 40 había quejas de escasa participación de las mujeres lo que da a entender que había una brecha entre la ideología y la realidad. Menos de un tercio de la mujeres eran políticamente activas. A pesar de que el aumento de población creaba más puestos de gestión y dirección, las mujeres se retiraban a las esferas de consumo y educación.

Shepher en una investigación había comprobado que en 18 kibutz estudiados las mujeres se dirigía a la asamblea general mucho menos que los hombres y asistían menos a ella (debemos recordar que asistir a la asamblea se consideraba una virtud social). El pico de edad en el que las mujeres son más activas en la asamblea es en la menopausia y los hombres entre 25-35 años. Los hombres eran seis veces más activos que las mujeres en la asamblea. En cuanto al tema de los comités de dirección económica de la agricultura, de los servicios, educación etc., lo que observamos es que en la esfera económica el porcentaje de hombres es 3-4 veces mayor que el de mujeres (80% hombres) pero en los comités sociales, culturales y educativos las proporción de mujeres es significativamente mayor. A nivel general más del 70% de los activos en la política son hombres.

Así que en el campo político vemos lo mismo que en el del trabajo, que las mujeres están concentradas en las actividades culturales, sociales y educativas. En los niveles de autoridad más bajos predominan mujeres pero al ir subiendo de nivel va aumentando la proporción de hombres. Un 6-8% de hombres llegan al nivel más alto de autoridad frente a un 0,6% de mujeres. 

Mujeres y Educación

Los ideólogos de la educación en el kibutz (Golan, Messinger, etc.) manifestaron repetidamente que el objetivo de la educación colectiva era crear una nueva personalidad adaptada a la estructura social del kibutz. Dado que la igualdad sexual era parte de ese sistema de valores debía ser un componente de esa nueva personalidad y así lo repetían los fundadores. Pero no se puede olvidar que los fundadores no podían ser ajenos a su propio bagaje cultural. La mayoría de ellos procedían de comunidades judías tradicionales de Europa del Este. Pero el kibutz asumió la igualdad de estatus de hombre y mujer sin ninguna duda. 

Al principio, como las mujeres trabajaban en los campos no estaban disponibles par sus hijos por lo que la educación tuvo que ser colectivizada. Es significativo que nadie sugirió que los hombres deberían cuidar de los niños. Pero desde el principio las mujeres fueron menos reacias a cuidar a sus propios hijos que a trabajar en la cocina, la lavandería u otros sitios. Una de las mujeres decía a los autores: “Vimos la educación como una tarea central de nuestra creación colectiva. No era algo inferior. Al contrario, criar los hijos favoreció nuestra identificación con el grupo. Sentíamos que criando hijos estábamos trabajando para el colectivo tanto como los que trabajaban en el establo”.

Como decíamos en la entrada anterior, la educación temprana hacía caso omiso de las diferencias de sexo. Naturalmente los niños eran conocedores de las diferencias sexuales porque se veían desnudos unos a otros y el hebreo tiene genero como decíamos. Pero todos los niños vestían las mismas “ropas de trabajo”. No había diferencia sexual en el corte de pelo. Los niños cogían lo que querían de la caja de juguetes, no se animaba a las niñas a jugar con muñecas ni a los niños con camiones. Las niñas subían árboles, jugaban a juegos energéticos o se peleaban; los niños lloraban sin vergüenza y aprendían a cocinar y a veces a hacer punto.

Sin embargo, los niños también pasaba parte del día con sus padres y familiares y ahí sí observaban que las madres vestían diferente a los padres y se peinaban de forma diferente; o que el padre arreglaba las tuberías o la electricidad y la madre se ocupaba de asuntos relacionados con la comida o la ropa. 

Luego estaba la adolescencia y ahí se intentaba combatir estos efectos “anti-revolucionarios” de la familia y mantener el espíritu de igualdad. La educación en esta edad la llevaba la Children´s Society empeñada en trasladar los valores del kibutz a los jóvenes. Tenía sus propio sistema político con asambleas y comités y las chicas eran muy activas ocupando incluso los puestos más altos. 

Hay que decir que con el paso de los años la influencia de la cultura occidental exterior cada vez era mayor en el kibutz: música pop, modas de ropa, experimentación sexual, etc. La permisividad sexual para tener relaciones sexuales desde edad temprana era alta. Shepher encuentra que las chicas empiezan sus relaciones sexuales a los 15 años y los chicos dos años más tarde. Curiosamente, la homosexualidad en el kibutz parece ser virtualmente inexistente. 

El caso es que tanto chicos como chicas reciben la misma educación durante 18 años. Dar estudió en 1974 el rendimiento académico de chicos y chicas con una serie de pruebas y escalas de conocimientos y habilidades y sus resultados fueron los siguientes:

  • En todas las subdivisiones del National Examination los chicos puntúan más alto que las chicas y en cuatro de cinco las diferencias son significativas. En la subdivisión en la que no hubo diferencia significativa fue en vocabulario y en al que hubo la mayor diferencia fue en matemáticas.
  • En todas las subdivisiones de los tests de capacidades los chicos puntúan más alto con diferencias significativas. De nuevo, las menores diferencias son en vocabulario y las más grandes en matemáticas.
  • Los maestros valoran mejor a las chicas en literatura y lengua. En historia y sociología no hay diferencias entre sexos. En biología y matemáticas los chicos son puntuados mejor que las chicas. 

Dar se quedó muy sorprendido por los resultados. Estos resultados son similares a los de Israel y los del mundo occidental: mayor nivel de las chicas en lenguaje en cursos inferiores que luego se igualan o que los maestros puntúan mejor a las chicas que los tests objetivos. Sin embargo, las diferencias entre los sexos eran mayores en el kibutz que fuera de él. Los chicos son superiores no solo en matemáticas y biología sino en sociología y a veces en historia y lengua. La superioridad de los chicos es casi siempre significativamente estadística y la de las chicas no.

Para intentar explicar los resultados Dar propuso que  esto se debía a la anticipación que hacían los jóvenes de su futuro rol en el mundo del trabajo. Pero esto sólo es cierto parcialmente. La educación que reciben chicos y chicas no está más dirigida a los futuros trabajos de los chicos. La mayoría de los chicos van a trabajar de granjeros, electricistas, etc. y no se enseña nada de esto en la escuela, eso se aprende después. Uno podría argumentar más bien lo contrario, que el currículum favorece a las chicas ya que la mayoría van a ser maestras. Igual lo que ocurre es que las chicas anticipan su futuro papel familiar y de maternidad. Y hablando de maestros hay que decir que la mayoría de los maestros de guardería y preescolar eran mujeres. Los pocos maestros hombres no enseñan en edad preescolar y los 2-3 hombres que habían enseñado en guardería lo abandonaron. Por contra seis veces más hombres que mujeres reciben una educación técnica. 
En cuanto a las carreras hay más hombres en ciencias militares, ciencia, ingeniería y agricultura. No hay diferencias en humanidades, ciencias sociales, medicina, arte y literatura. 

Como luego veremos al hablar de la vida familiar, las chicas jóvenes no sólo disfrutan de la maternidad y otras actividades asociadas a roles femeninos convencionales sino que insisten en su derecho a tomar esos roles a pesar de las objeciones prácticas e ideológicas de los hombres y las mujeres más mayores. ¿Se les ha lavado el cerebro a estas mujeres para que se dediquen a la maternidad y carreras “femeninas”? ¿Quién les ha labrado el cerebro? Tanto los líderes políticos con la socialización formal, la ideología y la gestión económica están en contra de esto. Tiger y Shepher realizaron también encuestas de satisfacción vital y los resultados son los mismos que han arrojado los estudios psicológicos en otros sitios: que las mujeres están más interesadas que los hombres en las relaciones personales y en actividades que implican a un número pequeño de personas y que los hombres prefieren actividades más amplias e impersonales, que raramente implican a los niños. ¿Podría ser que hombres y mujeres encuentran más fácil aprender -o quieren aprender- más unas cosas que otras?

Las Mujeres y el Ejército

En los primeros tiempos de los kibutz la población judía se  autodefendía por unidades civiles de defensa y la movilización de las mujeres fue una absoluta necesidad. Luego, durante la época del mandato británico, se estableció la Haganá una unidad paramilitar creada en 1920 y aceptó mujeres. De los 1200 muertos en 8 años de su batallón Palmach 19 fueron mujeres. Algunos kibutz también aceptaron incluir mujeres en las tareas de protección y defensa. 

Tras la formación del estado de Israel, en 1949 se estableció el servicio militar obligatorio para hombres y mujeres. A los 18 años se reclutaba a mujeres salvo que estuviera casada o por razones religiosas se negara. El servicio militar era de 20 meses y en 1974 se aumentó a 24 meses. En la época estudiada por Tiger y Shepher existía un ejército especial para mujeres llamado Chen, abreviatura de Cheil Nashim, que quiere decir literalmente ejército de mujeres, cuyo comandante jefe es una mujer. El Chen es el que se encarga de toda la instrucción de las mujeres (curiosamente todas las tareas de servicios -cocina, provisiones, guardias, etc.- las hacen hombres). 

Tras una instrucción básica, la mayoría de las mujeres se convierten en oficinistas, secretarias, telefonistas, encargadas de comunicaciones o de equipos de laboratorios. Pero las tareas de combate han desaparecido. Su función es liberar puestos para que los hombres puedan ir a combatir. Las mujeres no portan ni usan armas, excepto una pequeña unidad llamada Nahal, pero incluso en ésta las funciones militares de las mujeres están recortadas. Creo que el espíritu existente en el ejército se deduce bien de lo que la propia comandante del Chen dijo a los autores: “nunca nos olvidamos del hecho de que las chicas que están aquí se casarán y serán madres. No queremos dañar su personalidad femenina de ninguna manera”.

Es interesante una cosa. Durante la investigación de Tiger y Shepher ocurrió la cuarta guerra entre Israel y los países árabes limítrofes y el propio Shepher fue llamado a filas durante unas semanas pero el resto de la guerra pudieron investigar lo que ocurría con la división del trabajo. Aproximadamente el 45% de los hombres de los kibutz tuvieron que ir a la guerra. Los autores estudiaron seis kibutz y sólo en dos de ellos la participación de las mujeres en “trabajos masculinos” aumentó. En uno de ellos del 31,5% al 40% y en otro del 23 al 28%. Cuando volvieron los hombres, las pocas mujeres que habían ocupado “puestos de hombre” volvieron a su trabajo normal rápidamente.

Las explicaciones propuestas para estos sorprendentes resultados son: 

1- El periodo de emergencia fue breve
2- no fue posible disminuir el trabajo con los niños para poder ocuparse del trabajo exterior.
3- La excepcional carga que cayó sobre la madres al faltar los maridos impidió que se ajustaran al trabajo de producción
4- La polarización del trabajo es tan profunda que las mujeres, especialmente las jóvenes, ya no están preparadas para trabajar en producción

Los autores se inclinan por la cuarta propuesta.

Como la entrada ya es demasiado larga continuaré en otra entrada con uno de los aspectos más interesantes de la evolución del rol de las mujeres en el kibutz que es el relacionado con la vida familiar y la maternidad. Posteriormente dedicaré otra entrada a las conclusiones y discusión de las posibles explicaciones de la brecha entre lo que fue la utopia, la ideología y los sueños de los fundadores de los kibutz y la realidad.


@pitiklinov

Referencia:



miércoles, 29 de marzo de 2017

Las mujeres en los Kibutz. Introducción.

La situación de las mujeres en Occidente en las últimas décadas ha mejorado a todos los niveles desde su participación en el mundo laboral y educativo a su libertad de elección en general. Pero quedan esferas en las que no se han producido los avances deseados como puede ser la participación en los niveles más altos de dirección de las empresas o en las carreras llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas). La explicación más extendida para ello es que existe todavía una discriminación contra las mujeres aunque hay evidencia de que las diferencias existentes en estos campos son debidas a las propias preferencias de las mujeres (ver aquí o aquí). Pero aunque aceptemos que estas diferencias se deben a las propias elecciones de las mujeres, el feminismo de género argumenta que esas diferencias en preferencias son debidas a una construcción social, que son debidas a la socialización, a la educación y a la cultura, en definitiva, y se proponen medidas como cuotas, educación desde edades tempranas en igualdad de roles entre hombres y mujeres, etc. Las feministas de género consideran que todo es debido a la crianza y que la biología no juega ningún papel.

Pero el mundo no empezó a girar ayer y para ayudarnos a aclarar si la biología tiene algo que ver en las diferentes preferencias entre hombres y mujeres podemos recurrir a la historia en busca de datos. Y existe un experimento natural realizado el siglo pasado que está bien documentado y que nos ofrece unos resultados muy a tener en cuenta para este debate, me refiero a la evolución de la situación de las mujeres en los kibutz de Israel. Los kibutz de Israel han sido una de las experiencias comunales más importantes de la historia, unas comunidades agrícolas de ideología comunista y sionista que intentaron llevar a la realidad sueños  y utopías albergadas por mucha gente a lo largo de los tiempos. Un experimento que ningún científico ni psicólogo social podría haber llevado a cabo por muchas razones, entre ellas las de tipo ético, pero que tenemos la suerte de poder estudiar. Algo que fue bastante más allá de lo que muchas feministas de género reclaman actualmente.

¿Qué ocurre con los roles de género cuando las mujeres dan sus hijos a las dos o seis semanas para que sean criados en guarderías comunales? ¿Qué ocurre cuando las mujeres no son mantenidas por sus maridos sino que viven en un régimen comunista donde no hay dinero y el colectivo da a cada uno según su necesidad? ¿Qué ocurre en comunidades fuertemente ideologizadas y comprometidas con el ideal de igualdad sexual? ¿Qué ocurre cuando las mujeres son llamadas al servicio militar y llevan rifles? ¿Qué ocurre cuando las mujeres no cocinan en casa sino que la comida se elabora en cocinas comunitarias  y la ropa se lava en lavanderías comunitarias? En definitiva, ¿Qué les ocurre a las mujeres de los kibutz y a sus maridos y sus hijos?


En esta entrada y otras posteriores voy a contar en que consistió la experiencia de los kibutz basándome en el libro Women in the Kibbutz, de Lionel Tiger y Joseph Shepher. El libro es de 1975 y describe la evolución durante unas 6 décadas y 3 generaciones de vida en los kibutz de Israel desde su aparición a principios del siglo XX hasta el año 1973 aproximadamente. No voy a entrar en la situación actual. Lionel Tiger es un antropólogo canadiense muy influido por la sociobiología, es decir, por un enfoque evolucionista.  Shepher, sociólogo, es húngaro de nacimiento (desconozco si vive actualmente) pero ha sido ciudadano de Israel desde el origen del estado de Israel  y había vivido en los kibutz durante más de 28 años cuando se escribió el libro. Fue el primer director del Central Research Institute de su federación de kibutz y ha investigado muchos aspectos de la vida en los kibutz entre ellos el tema del incesto (Autor de Incest: a biosocial view). Shepher demostró que entre unos 3.000 matrimonios durante tres generaciones no se había dado ningún caso de matrimonio entre hombres y mujeres que se hubieran criado juntos en las edades de 3 a 6 años, lo que da la razón a Westermarck frente a Freud (ver el efecto Westermarck).

Tiger y Shepher han estudiado aproximadamente dos tercios de los kibutz existentes (los kibutz laicos, excluyen de su investigación los kibutz religiosos existentes) durante 3 generaciones, han leído bibliografía (periódicos, libros, correspondencia, archivos…) y han entrevistado personalmente a personas de todas las generaciones desde miembros fundadores hasta las nuevas generaciones. Y los resultados les sorprendieron. Yo voy a explicar primero cómo era la vida en los kibutz, luego iremos viendo la dirección del cambio social en varias esferas (vida familiar, trabajo, educación…), después daré un resumen de los hallazgos globales y por último analizaré las posibles explicaciones de los sorprendentes hallazgos de este estudio.

La vida en los kibutz

Los kibutz supusieron una revolución y una destrucción de muchos patrones sociales instaurados en la cultura occidental. Veamos algunas de sus características:

1- Todos los servicios domésticos están colectivizados. Las comidas se sirven en comedores comunales y se preparan por los miembros del kibutz por un sistema de rotaciones. Por lo tanto, las mujeres no tienen en principio que cocinar más que los hombres ni servir, ni limpiar los platos, etc. No existe la compra individual de comida.

2- Una lavandería colectiva se ocupa de todo el lavado de la ropa. El planchado y los arreglos de sastrería son también comunitarios. Originalmente la posesión de la ropa era colectiva de manera que se distribuía al azar a los miembros después de lavarla. Luego se individualizó pero había normas cuantitativas y todos recibían el mismo numero de prendas.

3- Un doctor y enfermeras son responsables de los cuidados de salud y no existe el trauma ni económico ni emocional de tener que cuidar en el hogar a enfermos.

4- Los niños del 90% de los kibutz que son menores de 14 años viven en dormitorios comunales desde las 2-6 semanas (leo en Wikipedia que actualmente todos los niños duermen con sus padres pero no adelantemos acontecimientos, luego veremos lo que pasó con este arreglo con el paso de los años por deseo expreso de las madres). Son criados por cuidadores especialmente entrenados. Incluso en el 10% de los kibutz donde viven con los padres durante el día son cuidados por cuidadores comunitarios. Hasta los 4 años están en grupos de 4-6 niños. Luego en grupos de 10-20 y los niños tienen una fuerte identificación con su grupo.

5- Los hombres y mujeres son independientes económicamente los unos de los otros. Cada miembro adulto del kibutz trabaja en un esquema general y rara vez los miembros de la familia o las parejas trabajan en la misma rama. Nadie recibe un sueldo directo por su trabajo, todos reciben las mismas recompensas determinadas comunalmente. Estas recompensas son independientes del prestigio y de la calidad del trabajo realizado. Es decir, el tesorero o director general no recibe más bienes o servicios que cualquier otro miembro del kibutz. La ética capitalista de dar más al que más aporta o se esfuerza no se aplica en los kibutz. Sólo un 4% del valor de esos bienes y servicio se da en dinero. La jornada laboral en la mayoría de kibutz es de 8-9 horas para los hombres y 7-8 horas para las mujeres, seis días a la semana. En principio, la economía original de los kibutz se basaba en la agricultura pero en los años 40 se industrializaron. En 1968 los ingresos de una familia media del kibutz eran algo superiores a la media de Israel y su nivel de vida se puede considerar medio-alto. El nivel educativo también era algo mayor que el del resto de Israel en esa época.

6- El estado social no depende de la situación marital ni legal ni económica. Es decir, ninguna mujer sea soltera casada, esté embarazada, tenga hijos, divorciada, etc., depende para nada de ningún marido, padre o ningún otro hombre. El apoyo económico y su estatus legal está garantizado por su pertenencia al colectivo  y está garantizada por la Asamblea General del kibutz.

7- En el kibutz el poder político está muy difundido. Hasta el 40-50 % de los miembros participan en los órganos de gobierno. No hay impedimentos para que tanto hombres como mujeres participen en política. 

8- La educación es colectiva en el sentido de que es el kibutz -y no los padres- el responsable de ella (con los años los padres fueron pidiendo también más voz y voto en la educación de sus hijos). Todos los niños reciben 12 años de educación. Los talentos individuales (musicales, artísticos, etc.) son identificados y cultivados según el caso. Por ejemplo, si alguien es muy bueno en música el kibutz puede decidir comprar los instrumentos musicales que necesite o darle luego una educación especializada. 

9- La socialización temprana evita el énfasis en las diferencias sexuales. Por supuesto, esto no es completamente posible. Por ejemplo, el hebreo distingue el genero en nombres, adjetivos y verbos. Sin embargo, las instituciones educativas evitan las diferencias y no distinguen a los sexos por ropa, peinados o juguetes.

10- La pertenencia al kibutz es individual y voluntaria. La tiene que aprobar una mayoría de dos tercios de la Asamblea General y se necesita estar un año a prueba. El sistema político es la democracia y no hay sistema judicial. Las conductas desviadas se tratan de forma interna y si es muy grave se puede expulsar al afectado. Sólo en caso de asesinato o fraude grave se pasa el caso a la policía estatal. Cada kibutz se integra en unas estructuras superiores, existiendo tres federaciones. Los miembros tienen que aceptar el sionismo. 


Como vemos, estas características diferencian a los kibutz de la mayoría de las sociedades. Ni el hombre ni la mujer están atados al otro por razones económicas o por las responsabilidades para con los hijos. Las mujeres que tienen hijos fuera del matrimonio no sufren ningún penalización ni económica ni moral ni sus hijos van a sufrir desventajas económicas. 

Resumiendo, el kibutz es el mejor experimento al que mirar si uno quiere ver lo que harán hombres y mujeres voluntariamente cuando tanto la ideología  como la estructura social promueven la igualdad entre los sexos y lo ha hecho así durante un largo periodo de tiempo. Si en algún lugar esperaríamos ver realizada la igualdad entre hombres y mujeres sería en el kibutz.

@pitiklinov

Referencia:










domingo, 19 de marzo de 2017

¿Son más sociables las mujeres?

La idea de que las mujeres son más sociables que los hombres tiene una larga historia y está bastante extendida. A las mujeres se las considera expertas en las relaciones: muestran sus sentimientos y entienden los de los demás mejor que los hombres. Teorías como la de Baron-Cohen sobre el autismo como una forma extrema de cerebro masculino inciden también en que las mujeres son más empáticas e interesadas en las personas y los hombres más sistematizadores e interesados en las cosas. Esta idea se articuló muy bien en una revisión importante de Susan Cross y Laura Madsen en 1997. Sin embargo, Roy Baumeister tiene otra visión de este asunto que es la que voy a exponer en esta entrada. 

Roy Baumeister y Mark Leary son los autores de un artículo mítico publicado en 1995 sobre la necesidad de pertenencia del ser humano. Tanto los hombres como las mujeres necesitan de otra gente, no somos animales solitarios, somos animales sociales. La mayoría de los aumentos en sentimiento de pertenencia nos originan sentimientos positivos y la disminución de pertenencia sentimientos negativos. Toda nuestra psicología está diseñada para conectar con los demás. Así que parece haber una contradicción entre el artículo de Cross y Madsen y el de Baumeister y Leary porque la necesidad de pertenencia no está limitada a las mujeres, también la tienen los hombres.

La posición de Baumeister es que se puede decir que las mujeres son más sociales que los hombres si definimos “social” en términos de relaciones uno a uno (diádicas), de relaciones íntimas. Pero si nos fijamos en grupos grandes entonces los hombres son más sociales que las mujeres. Según Baumeister hay que distinguir dos esferas de interacción social  y dos maneras diferentes de ser social. Las mujeres destacarían en la esfera de las relaciones personales cercanas y los hombres en una esfera más amplia en la que hay relaciones con más gente. 

Por ejemplo, hay estudios de laboratorio y datos empíricos que sugieren que a la hora de ayudar a extraños los hombres ayudan más que las mujeres pero desde luego es evidente que a la hora de cuidar a enfermos, familiares y sacrificar la propia carrera por cuidar a otra persona las mujeres lo hacen mucho más que los hombres. Hay también estudios en patios de colegio donde se ve que las niñas se emparejan y se mantienen juntas mucho tiempo mientras los chicos interaccionan más con diferentes compañeros o juegan en grupos más grandes. También se ha observado que una pareja de amigas rechaza más a una tercera chica en sus juegos de lo que los chicos rechazan a un tercer chico. La explicación sería que las chicas desean más las relaciones uno a uno y una tercera persona les estropea la relación  mientras que como los chicos estarían más orientados hacia grupos más grandes un tercer chico no les estropea el juego.

Según Baumeister habría, por tanto, dos formas diferentes de ser social que se corresponden con dos tipos diferentes de relaciones y los sexos difieren en el tipo de relación en el que se especializan. Y esto sería interesante para entender cómo difieren hombres y mujeres porque se producirían unos “compromisos” entre “ser bueno” en las relaciones íntimas frente a “ser bueno” en las relaciones de grupos más grandes. ¿Por qué? Porque las mismas características que hacen a alguien bueno en las relaciones íntimas le pueden resultar perjudiciales en las relaciones de grupos más amplios. Por ejemplo, compartir los sentimientos. Las mujeres muestran sus sentimientos más que los hombres, los hombres son más reservados o incluso niegan lo que sienten. Ser altamente expresivo es bueno para las relaciones íntimas. Dos personas que comparten sus sentimientos se entienden mejor, se pueden querer mejor y dar al otro lo que necesita y detectan antes los problemas y lo que le alegra o pone triste a la otra persona. Pero en grupos más grandes mostrar tus sentimientos te puede hacer vulnerable a los rivales, por ejemplo en transacciones comerciales mostrar tus sentimientos debilita tu posición a la hora de negociar. Si le muestras al vendedor de un coche que te encanta y que te lo tienes que comprar sí o sí, está claro que se puede aprovechar y te va a salir más caro. Lo mismo pasa a la hora de llorar o de mostrar miedo u otras emociones.

Este esquema nos ayudaría a entender otras diferencias entre hombres y mujeres como las que se dan en la dicotomía igualdad/equidad. Igualdad significa tratar a todo el mundo igual (obviamente) y equidad recompensar a cada persona en proporción a lo que ha contribuido. Imagina que ves un anuncio que ofrece 400€ por pintar un garaje y quedas con tres personas para pintarlo y repartiros el dinero. Quedáis en empezar un domingo a las 9 de la mañana y trabajar hasta acabarlo. Así que tú llegas a las 8:45 preparas todo pero dos de los otros llegan a las 9:30 y el tercero a las 11:30. Este último pinta un poco pero se va a hablar por el móvil y a tomara café y desaparece durante una hora. A las 5 de la tarde dos se van y te quedas con otro hasta acabar la faena…¿Habría que dividido el dinero igualitariamente y dar 100€ a cada uno?

En este tipo de problemas el resultado que se encuentra en los estudios es que hombres y mujeres reaccionan de forma diferente. Las mujeres tienden a dividir el dinero igualitariamente (lo mismo para todos) y los hombres equitativamente (dar más dinero al que ha trabajado más duro). ¿Qué es mejor? Las relaciones íntimas suelen funcionar mejor con la igualdad. Es difícil registrar lo que hace cada uno y comparar cosas como limpiar el jardín con preparar la comida…Pero en grupos más grandes funciona mejora la equidad. Si en ejemplo anterior todo el mundo se llevara 100€ está claro que no quedarías más con esa cuadrilla para hacer ningún trabajo.

Otra distinción que se encuentra en estudios es la de agencia/comunión. Comunión está claro eu es la unión con los demás, preocuparse de los demás, etc. y agencia se refiere a alguien que actúa, con iniciativa, autónomo, que se encarga de que se hagan las cosas. Lo que se suele encontrar de forma bastante consistente es que las mujeres son más comunales y los hombres más “agénticos”. De nuevo, estas características  parece que se adaptan bien a las diferentes esferas de las que venimos hablando. En las relaciones íntimas es seguro asumir que los demás se preocupan de ti y tiene sentido compartir y demás. Pero en grandes grupos no puedes asumir que importas a los demás y que te van a cuidar. Nadie es imprescindible en un grupo, los equipos de fútbol, empresas, ejércitos y demás siguen adelante  falte quien falte. Por ello es importante ser agéntico y preocuparte de tus propios intereses.

En esta misma línea se han detectado diferencias entre los sexos en el auto-concepto. Los hombres suelen enfatizar los rasgos que les hacen diferentes y se presentan a sí mismos como unidades diferentes y separadas del grupo. Esto ha hecho pensar que los hombres son menos sociales. Pero no es necesariamente así. En los grupos de hombres se da una división del trabajo, cada uno juega un rol diferente y para integrarse el hombre tiene que destacar sus diferencias. Pero el hombre enfatiza sus diferencias precisamente para integrarse. Imaginemos una banda de música. No tiene sentido que todos toquen el mismo instrumento, eso nos una orquesta. Si un hombre quiere ser admitido tiene que tocar un instrumento que no toque nadie más. Así que ser diferente de los demás no es igual a separarse de los demás. Para los hombres ser diferentes sería una manera de pertenecer, de cementar su lugar en el grupo.

Se suele encontrar también que las mujeres son valoradas como más agradables que los hombres, tanto por los hombres como por las mujeres. Esto que estamos hablando podría ser una explicación. Si eres el único que toca el bajo o el trombón en la banda es muy probable que cuenten contigo aunque no seas nada agradable. Puestos a elegir entre alguien agradable pero que no tenga ni idea de música y alguien que sepa tocar aunque sea un desagradable, normalmente se escogerá al mejor músico. Resumiendo, para el tipo de relaciones que forjan los hombres es más importante ser competente que ser agradable. Es especialmente importante ser capaz en algo relativamente raro y valioso. Y esto requiere agencia.

En definitiva, hay que tener cuidado con clasificaciones muy rígidas pero tal vez este enfoque de Baumeister puede ayudar a entender que muchas de las diferencias entre hombres y mujeres en personalidad o  de otro tipo pueden ser resultado de determinados compromisos: diferentes tipos de relaciones requieren diferentes tipos de características. Hay más de una manera de ser social.

@pitiklinov

Referencias:

Cross SE y Madson L.(1997) Models of the self: self- construals and gender. Psychological Bulletin 122, 5-37

Baumeister & Leary (1995) The need to belong: desire for interpersonal attachment as a fundamental human motivation. Psychological Bulletin 117, 497-529

Baumeister R y Sommer KL (1997) What do men want? Gender differences and two spheres of belongingness: commit on Cross and Manson(1997) Psychological Bulletin 122, 38-44

Roy Baumeister Is there anything good about men? How cultures flourish by exploiting men. Oxford University Presss 2010








sábado, 11 de marzo de 2017

Los 161 motivos de la conducta humana

En esta entrada voy a comentar un artículo reciente donde los autores intentan crear una taxonomía de las motivaciones humanas. Aunque se han propuesto diferentes listas de motivos para la conducta humana, no existe en Psicología una estructura con base empírica de los motivos humanos y ese es precisamente el empeño de estos autores que ya han publicado antes sobre esta materia. Entender la estructura de los motivos humanos sería básico para comprender la motivación, qué objetivos tiene la gente, cómo se organizan jerárquicamente, qué ocurre cuando entran en conflicto, cómo predicen unos fines la activación de otros fines parecidos, etc.

Los autores toman como referencia el modelo de los Cinco Grandes (Big Five) de personalidad, que, aunque tenga sus críticas, se considera un logro en el campo de la personalidad ya que provee a los investigadores de un marco de referencia común para organizar su estudio. Los autores creen que hacer algo parecido con la motivación humano sería muy importante para el estudio de la conducta humana en general.

Ya existen listas de motivos humanos pero no hay mucho consenso sobre ellas. A lo largo de los años ha habido muchas sugerencias. Ya en los años 30 del siglo pasado McDougall presentó una lista de 13 instintos y Murray una de 44 variables de personalidad como fuerzas que determinan la conducta. Luego vino Maslow con la jerarquía de cinco  clases de necesidades humanas que todos conocemos (y que ha sido ampliada últimamente a 7 al incluir el wifi y la batería :)). Wicker realizó una lista de 54 motivos, Schwarts hizo una de 19. Grouzet daba 57 motivos diferentes agrupados en 11 categorías. Bugenthal defendía cinco grupos de motivos humanos, Kenrick ocho y Ozer proponía ocho grandes grupos de motivaciones. 

Talevich y cols. lo que hacen en su artículo es un enfoque empírico, es decir, no parten de una teoría previa porque una teoría limita lo que buscas y por tanto limita lo que encuentras. También es un enfoque multi-nivel, partiendo de motivos concretos se va ascendiendo a motivos más abstractos de manera que podemos “hacer zoom” para medir las motivaciones humanas a un nivel más específico o más general. También corrigen algo que hicieron mal en un artículo previo publicado hace 10 años y es que  tienen en cuenta también las cosas que las personas están motivadas a evitar, como el rechazo o la ansiedad. Parece que muchos estudios de psicología humana coinciden en que hay dos sistemas motivacionales: uno de Acercamiento o de Aproximación que es buscar los estímulos que nos recompensan y otro sistema de Evitación que nos guía para evitar los estímulos aversivos. Una buena taxonomía debe cubrir ambos.

El caso es que los autores reclutan on-line (en varios lugares pero uno de ellos la inevitable Amazon Mechanical Turk) una muestra de 489 individuos a los que les piden tanto la lista de motivaciones como una agrupación por similitud. Y lo que les sale es una lista de 161 motivos para la conducta humana que tienes en el artículo (procrastinar es uno de ellos). Estos 161 motivos se van agrupando en niveles cada vez más abstractos en 5 niveles: 

  • Nivel V (el más concreto): 44 grupos de motivos 
  • Nivel W: 24 racimos de motivos
  • Nivel X: 14 grupos
  • Nivel Y: 9 
  • Nivel Z (el más abstracto) que resume todos los motivos anterior en sólo 3: sentido, comunión y agencia.
(tenéis la gráfica con los diferentes niveles al final de la entrada).

La importancia de una vida con sentido ha sido una constante en todas las religiones, filosofías y en muchas disciplinas científicas. Platón hablaba del conocimiento y Aristóteles de la eudaimonia en el sentido de “florecimiento humano” y psicólogos como Martin Seligman también inciden en eso mismo. Por otro lado, también hay mucha literatura que diferencia entre agencia y comunidad. Agencia se refiere a los logros individualistas: la competencia, autonomía y auto eficacia, mientras que la comunidad tiene que ver con la necesidad de pertenencia del ser humano, nuestra naturaleza social, las interacciones y el cuidado de los demás. En todos estos aspectos ha habido también un amplio consenso. 

En el fondo, que los hallazgos de este artículo sean compatibles con las filosofías y religiones de distintos tiempos y lugares lo que nos indica es que los procesos psicológicos compartidos por todos los seres humanos son básicamente los mismos. En última instancia los seres humanos tienen que realizar una serie de tareas para sobrevivir y reproducirse y para realizar esas tareas han evolucionado unos sistemas motivacionales. Hay que buscar comida, hay que formar grupos para defender el territorio, hay que buscar pareja, hay que colaborar, intercambiar y organizarse para funcionar en grupo, hay que conseguir y defender un estatus, etc. 

Los autores no creen que esta lista de motivos sea definitiva y dan por supuesto que se incorporarán algunos nuevos a la lista. Pero sí creen que una taxonomía de los motivos humanos puede ayudar incluso a predecir conductas como si alguien cambiará de trabajo o no, su decisiones en el campo de la salud o incluso si tomará una medicación psicotropa o no. También sería muy interesante relacionar estos motivos humanos con la personalidad: hasta qué punto las motivaciones varían según los diferentes tipos de personalidad. 

Esto por lo que se refiere a las motivaciones humanas pero sería también interesante  realizar un catálogo de las actuaciones humanas, las conductas que definen a nuestra especie, muchas compartidas por otras, reflejando una historia evolutiva. Otras conductas, más propias de los humanos, podrán caracterizarse como específicas, pero en todo caso serán limitadas, configurando módulos o arquetipos. Detrás de la acción humana y en cada paso de nuestra historia y nuestra cultura subyace un conjunto limitado de motivaciones, de formas de procesar la interacción con el mundo y con la sociedad, y de actuaciones. Todo ello configura nuestra esencia, la naturaleza humana.


@pitiklinov

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sábado, 4 de marzo de 2017

La Psicología de no querer saber

Gerd Gigerenzer
Según la mitología griega, Apolo concedió a Casandra el poder de prever el futuro. Pero al fallar su intento de seducirla la condenó a la maldición de que sus profecías no fueran creídas por nadie. Casandra vio venir la guerra de Troya, la muerte de su padre, la hora de su propia muerte y el nombre de su asesino. Ver cómo se aproximaban estos futuros horrores  era una fuente de dolor insufrible y lamentaba su terrible conocimiento solitario.

Gran parte de nuestra psicología y filosofía se basa en atribuir un valor positivo al conocimiento y a predecir el futuro: Aristóteles dice en la Metafísica: “Todos los hombres desean por naturaleza saber”. La ignorancia, por tanto, se presenta como un estado indeseable de la mente y se supone que nadie quiere continuar en la ignorancia de forma voluntaria. 

Aunque todo esto es cierto, también lo es que a veces la gente no quiere saber y que no querer saber forma parte también de nuestra psicología. Por ejemplo, 10% de los adultos canadienses con historia familiar de enfermedad de Huntington prefieren no realizar el test para saber si van a desarrollar la enfermedad. 20% de los adultos de Malawi en riesgo de desarrollar enfermedad por el VIH prefieren no conocer los resultados. Este fenómeno es el que han estudiado Gerd Gigerenzer y Rocío García-Retamero, de la Universidad de Granada, en un artículo reciente. 

Estos autores definen la ignorancia deliberada como la decisión voluntaria de no conocer y puede resultar de la inacción -no buscar una información existente-, o de la acción -rechazar una información que se les ofrece. Los motivos para una ignorancia deliberada serían cuatro:

  • El primer motivo sería evitar malas noticias, especialmente cuando uno no tiene manera de prevenirlas. Por ejemplo, cuando secuenciaron el genoma de James Watson, éste estipuló que su genotipo ApoE 4, que se asocia a riesgo de enfermedad de Alzheimer, no se publicara y que se le ocultara también a él mismo.
  • El segundo motivo es mantener las emociones positivas y la sorpresa y el suspense acerca de eventos o sucesos importantes. Sería el caso de los padres que no quieren conocer el sexo de su bebé.
  • un tercer motivo sería por razones estratégicas. Hay quien dice que es lo que hicieron muchos banqueros y políticos en la crisis del 2008 entre otras cosas para evitar responsabilidades legales y condenas.
  • Una última razón sería para promover la igualdad y la justicia. A la justicia se la suele representar ciega y a los jurados se les suele mantener ignorantes de otros delitos que haya cometido previamente el acusado para no interferir a la hora de juzgar el delito actual. De todos modos, Gerd y Rocío sólo se van a ocupar de las dos primeras razones de ignorancia deliberada.

En su artículo, Gerd y Rocío proponen la hipótesis de que la ignorancia deliberada se debe al arrepentimiento anticipado. El arrepentimiento es una emoción negativa que la gente experimenta después de escoger la opción A y descubrir luego que la opción B era mucho mejor. El arrepentimiento anticipado es una emoción que ocurre antes de que se realice la elección. La anticipación de que uno podría lamentar haber elegido puede influenciar la elección. Proponen también la hipótesis de que la gente que tiene aversión al riesgo es más probable que opte por la ignorancia deliberada.
Rocio García-Retamero

Así que los autores realizan dos estudios, uno en Alemania y otro en España. En el estudio alemán en entrevistas cara a cara con los participantes les hacen cinco preguntas sobre sucesos negativos y cinco sobre sucesos positivos. Os pongo las preguntas sobre sucesos negativos y los resultados :

1- ¿Querrías saber hoy cuando va a morir tu pareja? No: 89,5%. Si: 4%. Inseguro: 6,5%

2- ¿Querrías saber de qué causa? No: 90,4%. Si: 4,5%. Inseguro: 5%
3- ¿Querrías saber hoy cuándo vas a morir? No: 87,7%. Si: 4,2%. Inseguro: 8,2%

4- ¿Querrías saber de qué causa vas a morir? No: 87,3%. Si 6,3%. Inseguro 6,4%

5- Acabas de casarte,¿Querrías saber ahora si tu matrimonio va a acabar en divorcio o no? No: 86,5%. Si: 13,5%

Con respecto a sucesos positivos (mantener el suspense y la sorpresa) las preguntas/respuestas son:

1- ¿Querrías saber si hay vida después de la muerte? No: 56,9%. Si: 43,1%

2- ¿Querrías saber el sexo de tu hijo antes de nacer? No: 48,6%. Si 51,4%

3- ¿Querrías saber ya el regalo de Navidad? No 59,6%. Si: 6,8%. Inseguro: 33,5%

4- Te pones a ver un partido de fútbol en diferido porque no lo pudiste ver en directo ¿querrías que un amigo te dijera el resultado? No: 76,9%. Si: 23,1%

5- Te has comprado un zafiro azul en un país exótico por mucho dinero. ¿Quieres que te lo examinen y te digan si es un zafiro auténtico o no? No: 48,6%. Si: 51,4%

Los resultados muestran que la ignorancia deliberada de sucesos positivos es alta (56,4% de media) pero es más baja que la de sucesos negativos (88,3%). También observaron los autores que el porcentajes de gente que siempre y de forma consistente quería saber es muy bajo, el 1,1%. Es decir, sólo el 1,1% de los sujetos dijo siempre que sí a querer saber mientras que un 98,9% dijo que no a alguna de las preguntas.

Para no extendernos, en el estudio español se repiten estos porcentajes de forma aproximada, sólo el 0,6 de los sujetos quiere siempre saber, y también se realizan otras preguntas que llevan a apoyar la hipótesis de los autores de que las personas con aversión al riesgo no quieren saber (en concreto gente que había comprado un seguro no obligatorio eran más tendentes a la ignorancia deliberada). Un hallazgo contraintuitivo del estudio es que cuanto mayor es la gente y por tanto más cerca está del evento en cuestión, menos quiere saber. Es decir, la gente más mayor es menos probable que quiera saber la hora y la causa de su muerte. Lo mismo ocurre con el divorcio, el deseo de ignorancia va aumentando con los años de matrimonio y la edad. 

En definitiva, aunque querer saber es algo natural en la naturaleza humana a veces es más divertido no saber y mantener el suspense y la emoción. Declinar los poderes de Casandra es también algo natural en los seres humanos. No tener el poder de ver el futuro ahorra sufrimientos y evita el arrepentimiento por decisiones equivocadas. También mantiene la alegría y el placer de los sucesos cuando llegan. El problema es que cada vez la ciencia y la tecnología, con pruebas genéticas y de otro tipo que comentábamos al principio, nos están otorgando los poderes de Casandra y nos van a colocar en su misma y desagradable situación. ¿Vamos a querer saber los seres humanos todo lo que dentro de poco va a estar en nuestras manos conocer?

@pitiklinov

Referencia: